El cálculo SROI siempre se debe basar en un modelo de cambio, es decir, debe medir aquellas mejoras sociales que nos hemos propuesto conseguir con la actividad o proyecto en cuestión.

Los planes de igualdad generan valor social tanto a nivel profesional como personal. Los cuidados del hogar generan mucho valor social. Nosotros nos centramos en el cálculo del retorno social a nivel profesional / empresarial, no contemplando el valor social propio de la parte personal (estrés emocional, coste horas de dedicación a tareas no remuneradaso…)

En el caso de los planes de igualdad, el modelo de cambio que el equipo investigador ha planteado se basa en las siguientes premisas:

  1. Queremos alcanzar la paridad de género en el mundo laboral en general. Esto implica un número igual de hombres y mujeres contratadas en las empresas. Es importante tener en cuenta que no todas las industrias ni todas las organizaciones pueden cumplir con este requisito en igualdad de condiciones. Hay dos factores a tener en cuenta en una posible y justificada no paridad de género en una organización: la primera hace referencia a los requisitos de género de la actividad misma (por ejemplo una película como ”Mujercitas” tendrá necesariamente más presencia femenina que masculina) la segunda hace referencia a la realidad tradicional del sector en cuestión (en este sentido es más difícil alcanzar la paridad de género en una empresa de transporte de mercancías dado que hay más hombres que mujeres que deciden dedicarse profesionalmente a la conducción de camiones, que, por ejemplo, en una empresa de comunicación, donde hay tantas mujeres como hombres que quieren dedicarse profesionalmente al periodismo).
  2. Queremos alcanzar la paridad de género en niveles directivos, tanto en alta dirección, como en puestos directivos como en mandos intermedios.
  3. Queremos reducir la brecha salarial.
  4. Queremos que los costes sociales de la conciliación laboral y personal se repartan de forma equitativa entre hombres y mujeres.

En este sentido, el equipo investigador, de la mano de diversos estudios publicados, concluye que la conciliación provoca una serie de desigualdades entre hombres y mujeres que hay que paliar. Estas desigualdades son:

    • Reducción de la jornada laboral para destinar más tiempo al cuidado de familiares o personas a cargo. La persona que solicita la reducción de jornada vive dos consecuencias: la inmediata es una reducción de sus ingresos y su consecuencia a largo plazo son unos menores ingresos en sus prestaciones de jubilación; la otra tiene que ver con el desarrollo de la carrera profesional ya que la reducción de la jornada implica menos posibilidades de acceder a puestos de responsabilidad en la empresa.
    • Discriminación femenina a la hora de seleccionar personal, puesto que, si no hay igualdad en la conciliación y ésta recae en las mujeres, este colectivo resulta menos eficiente a nivel profesional que los hombres